Si tu bebé ha fallecido o va a fallecer, esperamos esta información pueda ayudarte.

A continuación, podrás encontrar información dirigida a mujeres, parejas y familias que estén atravesando el duelo de su hijo o hija por nacer, para facilitar las distintas decisiones que deberán tomar en este periodo, así como también dar luces sobre distintas posibilidades y opciones de cómo llevar adelante el proceso en distintos aspectos.

Si bien cada experiencia es distinta y única, y deberá ser conversada con el equipo de salud que les acompañe en el proceso, te recordamos que hoy nuestro país cuenta con una legislación (Ley Dominga) que regula los derechos que tienes como madre o padre al interior de las instituciones hospitalarias y que te debe asegurar un acompañamiento pertinente al momento que estás viviendo.

Aun cuando sabemos lo difícil que resulta, esperamos que contar con este apoyo pueda permitirte atravesar este proceso de mejor forma. Si sientes que necesitas un apoyo adicional, nuestro equipo cuenta con profesionales que sin duda podrán acompañarte en recorrer en conjunto este camino.

Si estás leyendo esto, seguramente has recibido recientemente la noticia de que tu bebé ha fallecido o va a fallecer. En primer lugar, te enviamos un abrazo que pueda, en algo, acompañar las distintas emociones que han aparecido desde ese momento. 

Es normal que este periodo venga acompañado de un estado inicial de shock, en donde todo parezca un mal sueño y en donde no entiendas muy bien qué ni por qué pasó. Así también puede ser muy difícil tomar decisiones, sobretodo si en el momento en que te comunicaron lo sucedido -a partir de lo inesperado- no lograste retener bien lo que te decían o no realizaste las preguntas que hoy te gustaría realizar. 

Nunca es tarde para preguntar, aunque sea más de una vez, sobre las opciones que tienes para vivir este proceso. También es posible que recopilando nueva información quieras optar por una alternativa distinta que la inicial. Para nadie es fácil saber y aceptar que un hijo/a que ha sido deseado/a no vivirá, por lo que el personal de salud debe responderte (o responderles) con paciencia y respeto. 

La pena, el enojo, la confusión, son parte de este proceso. No olvides que así como es importante darle un espacio a las decisiones en torno al desarrollo físico del proceso, darle un espacio a la expresión emocional e ir elaborando lo que te/les va ocurriendo resulta igualmente significativo.

Previo 22 semanas de gestación o menor a 500 gr

Si en este período de la gestación, muere un bebé, se utilizará en el ámbito médico el término aborto. Esta categorización orienta en relación a los procedimientos o conductas a realizar.

Antes de tomar cualquier decisión es muy importante considerar cómo te encuentras hemodinámicamente (signos vitales, exámenes etc) y si estás sangrando en forma activa, hay presencia de infección o existe algún riesgo para tu salud. Esto guiará a las alternativas de resolución.

Dependiendo de la edad gestacional se puede optar a una conducta expectante, sobre todo cuando es una gestación menor a 12 semanas. Pero, ¿qué significa conducta expectante? Es esperar a que el proceso comience solo, es decir que tu útero genere las contracciones necesarias para que ocurra el parto en forma natural, sin medicamentos ni ayuda. En muchas ocasiones este proceso es vivido en casa, muy solos y no siempre se sabe qué esperar, cuándo consultar y qué es normal o no. Si estás atravesando esta experiencia, es preferible que no te vayas a casa sin tener todo claro, pregunta una y otra vez si es necesario y, si es posible, solicita el contacto de algún profesional que pueda guiarte. Esta experiencia suele ser físicamente dolorosa, pero es posible obtener alivio ya sea con medicamentos o medidas naturales como calor local, aromaterapia, masajes, uso de balón etc. Una vez más, la información es clave. Una vez que el proceso termine, es importante realizar una ecografía para asegurarse que tu útero esté limpio y no haya futuros sangramientos.

La otra alternativa es intervenir, para lo que se consideran medicamentos que permitan dilatar el cuello del útero y además generar contracciones como el misoprostol. Estos habitualmente se administran una vez hospitalizada para luego pasar a pabellón si fuese necesario ya sea para un legrado (raspado uterino) o AMEU (aspiración manual endouterina). Es importante que sepas que este proceso no es rápido y que también puede vivirse con dolor, por lo cual no dudes en pedir analgesia en caso de que esto ocurra. Es posible que la recomendación médica sea enviar “los restos” a estudio anatomopatológico.

Si hay tiempo, puedes planificar cómo te gustaría vivir el proceso y si es que quisieras hacer algún ritual de despedida.

Posterior a 22 semanas de gestación o mayor a 500 gramos

Si ocurre la muerte de un bebé posterior a las 22 semanas (> o igual a 500 gramos de peso), y no existe riesgo vital para la madre o algún factor que indique una interrupción inmediata, lo recomendable es siempre favorecer un parto vaginal. 

Aunque inicialmente la idea de parir un hijo o hija que ha fallecido -con todo lo que eso conlleva- puede sonar muy abrumadora, frente a una cesárea que puede parecer “fácil y rápida” y que suena como una mejor alternativa, es importante tener en consideración que esto no siempre es posible ni resulta ser la mejor alternativa. Situándonos en este contexto de semanas y sobre todo pensando en el futuro obstétrico, es decir posibles futuros embarazos, la recomendación siempre será intervenir lo menos posible y favorecer un parto fisiológico. 

De todas formas, siempre se debe evaluar el contexto completo y, por sobre todo, respetar la decisión de la mujer. Esta decisión, es fundamental tomarla contando con información clara, tiempo y espacio para decidir y no sentirse presionada.

En el caso de elegir la vía de resolución vaginal el proceso probablemente incluirá la administración de medicamentos para inducir contracciones y dilatación del cuello del útero y esto tomará algunas horas. Los medicamentos utilizados son muy efectivos, por lo cual es importante considerar siempre la opción de solicitar analgesia o anestesia en caso de ser necesario. Idealmente -y al menos en Chile gracias a ley Dominga así está establecido-, puedes estar acompañada durante todo el proceso.

El haber escogido un parto vaginal como vía de resolución no garantiza que no deba realizarse una cesárea por algún motivo. Sea cual sea la vía de nacimiento de tu bebé es muy importante que sepas que pese al dolor y tristeza,  la experiencia de parto puede ser hermosa y significativa. Un parto en duelo es una oportunidad única de conocer, si así te parece, a tu bebé y también despedirlo.

Según el contexto en que te encuentres y sobre todo si hay tiempo, se puede incluso trabajar en un plan de parto en base a tus preferencias. Te compartimos algunos puntos que pueden orientarte:

  • –     Manejo del dolor físico: en base a lo que te haga sentido, puedes optar a medidas no farmacológicas de alivio como hidroterapia, calor local, masajes, aromaterapia, favorecer el movimiento etc., u optar por una anestesia regional (epidural o combinada).
  • –     Recuerdos y rituales: Si para ti es importante, puedes pedir ayuda y orientación a los profesionales o tu pareja para obtener recuerdos de tu bebé como por ejemplo, estampar sus patitas, recortar algún mechón de pelo, tomar fotografías, vestirlo (a), guardar su brazalete o pulsera de identificación etc. Puedes pensar incluso en otras alternativas. Este es el momento. También es posible según la legislación actual en Chile, que tus familiares puedan entrar y conocer y despedirse de tu bebé. Si te hace sentido algún ritual religioso como bautismo, es posible realizarlo también en este momento.
  • –     En varias clínicas y hospitales, existe la posibilidad de acceder a una caja de recuerdos. Si no está disponible, puedes juntar los recuerdos antes mencionados y armar una en casa. No debe ser de inmediato, pero si comprender que este es el momento de guardar lo que te haga sentido.
  • –     No hay apuro, este “tiempo” es todo lo que tienes y tendrás. Lo importante es tomar decisiones en base a información clara. No existe una receta ni una sola forma de vivir este proceso; mientras te escuches y estés en conexión con lo que sientas las decisiones que tomes serán las correctas para ti. Si tienes alguna duda, pregunta las veces que sea necesario!

En este punto también se debe conversar sobre posibles estudios y exámenes a tu bebé que puedan aportar información en relación a lo ocurrido. Pregunta a tu equipo qué exámenes te recomiendan. Esto cobra mucha importancia, sobre todo al pensar en gestaciones posteriores.

En relación a los trámites legales y funerarios, cada institución tiene sus protocolos internos y deben explicarte paso a paso los trámites a realizar y opciones que existen según cada contexto. En forma general, se deberá realizar una inscripción en el registro civil, ya sea con el certificado de nacimiento (bebé que nace vivo y luego fallece) y/o certificado de defunción. Esto permitirá obtener el pase de sepultación para luego presentarlo en la funeraria. 

En algunos hospitales y clínicas del país existe la alternativa de acogerse al programa dignifica  https://parquedelrecuerdo.cl/comunidad/articulos-y-noticias/dignifica

 

En relación a la normativa actual en Chile, es importante conocer dos leyes que tienen relación con el duelo perinatal: Ley Dominga y Ley Mortinato

La Ley mortinato se promulgó en Chile el año 2019 y  modifica la ley N° 4.808 sobre registro civil y crea un catastro nacional de mortinatos, facilitando su individualización y sepultación. ¿Qué quiere decir esto? que los padres pueden inscribir con nombres y apellidos en el registro civil, al margen de las semanas de gestación y contexto, a sus hijos e hijas fallecidas. Puedes informarte más sobre esta ley aquí:

https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=1135245&tipoVersion=0

La Ley Dominga, vigente en Chile desde septiembre del año 2021, sostiene «Realizar acciones concretas de contención, empatía y respeto por el duelo de cada madre, u otra persona gestante, que hayan sufrido la muerte gestacional o perinatal, así como también para el padre o aquella persona significativa que la acompañe. El Ministerio de Salud dictará una norma técnica que establecerá los mecanismos o acciones concretas que deberán realizar los establecimientos de salud para resguardar este derecho.» En dicha norma técnica quedan establecidos todos los puntos relevantes de manera muy específica en relación a la cadena de acciones que deben cumplirse en estos contextos. Actualmente se están trabajando protocolos en todas las instituciones que garanticen el cumplimiento de esta ley.

Si quieres leer en forma detallada esta norma puedes descargarla aquí:

https://diprece.minsal.cl/wp-content/uploads/2022/01/17.01.22-Primer-Borrador-NT-Dominga-Consulta-Publica.pdf

Tras la muerte de un bebé, tanto dentro como fuera del útero, la producción de leche en contexto de duelo puede ser una experiencia desafiante.

Hasta el día de hoy, sigue siendo un tema tabú, del cual poco se habla y no siempre se maneja muy bien por parte de los profesionales de la salud, por lo tanto, es muy importante que estés leyendo esto para que puedas tomar la mejor decisión de acuerdo a tus necesidades y preferencias.  

Generalmente, ya conformada la placenta y pasadas aproximadamente las 16 semanas de gestación, tu cuerpo comenzará a producir leche. Puede que la forma en cómo se comporte tu cuerpo tras el fallecimiento de tu bebé sea un tanto distinta de acuerdo a lo que estés viviendo. Es por esto que aquí te explicaremos primero cuales son esas diferencias y secundariamente y de vital importancia es: cuales son las formas en las que puedes actuar respecto a tu producción. 

La producción de la leche puede variar dependiendo si has amamantado o no a tu bebé previo a su fallecimiento, y de cuántas semanas nació. Cuando son muertes tempranas, generalmente previo a las 20 a 22 semanas, primero producirás calostro, una leche de color amarillo, espesa y escasa. Esto puede durar 3 a 4 días, para luego generalmente, empezar a producir leche más blanca y en mayor volumen. 

Cuando hay muertes tempranas, generalmente los profesionales de la salud, no suelen preguntar si estabas amamantando a otro hijo o hija, y suelen administrar un fármaco tras el procedimiento de nacimiento, para suprimir la producción de leche.

Esto es importantísimo de saber, pues siempre debe ser tú decisión, si quieres o no suprimirla en ese momento. El tema es que para que surta efecto la supresión, el fármaco se debe administrar inmediatamente tras el parto. Éste fármaco suele ser la cabergolina y no se da más de una vez. 

Si la cabergolina no se da de inmediato o no se da, entonces lo más seguro es que ocurran los 4 días de calostro, seguidos de la “bajada de la leche” en donde empiezas tener mucha más producción y tus pechos se sienten bastante calientes, cuando empieza a ocurrir este fenómeno. Es importante también que sepas que puede que te sientas afiebrada o como si te fueras a enfermar, pero esto dura algunas horas o máximo un día, pues la bajada de la leche conlleva este tipo de síntomas. 

A éstas alturas, lo ideal es que puedas saber qué quieres hacer con tu leche, ya que desde el inicio del calostro, tus pechos aumentarán de volumen y será necesario hacer extracciones ya sea para: 

– suprimir fisiológicamente tu lactancia

– producir leche y hacer algo con ella. 

A continuación, te explicaremos con mayor detalle estas alternativas junto con información importante sobre lo que puede pasar. 

1.- Es una forma más progresiva de inhibición y puede durar algunas semanas (2 a 3, dependiendo de tu contexto) La mama genera leche ante el estímulo de la succión, si ese estímulo no existe, la producción de leche disminuye hasta desaparecer por completo. Si ocurre en los primeros días del nacimiento, puede que no sientas mucho o sensación de malestar en los pechos.
En el caso que tu lactancia ya esté instaurada, no estimules, salvo que sientas dolor y ahí, la recomendación es extraer un poco, sólo para descongestionar cuando lo necesites. No disminuyas la ingesta de líquidos, ocupa hielo local, analgésicos y antiinflamatorios que te prescriba tu doctor(a) o matrona y sostén emocional de parte de tu gente más cercana.
Otras recomendaciones:
– Aplicar frío ayuda a disminuir la sensación de dolor, además de combinar con homeopatía de Belladona o brionia.

  • No bañarse con agua muy caliente.
  • No se recomienda ocupar bandas que aprieten los pechos, pero si sostenes que mantengan los pechos firmes.

2.- Farmacológico: La cabergolina es el método de elección más utilizado, actúa a nivel cerebral frenando a la hormona encargada de producir la leche (prolactina). Sin embargo, se ha visto que en aproximadamente un 15% de los casos no es efectivo, por lo que es importantísimo que sepas esto para saber cómo manejarlo. 
Es también relevante saber, que no existe ningún estudio que demuestre que sea más seguro y eficaz que los medios naturales. Lo que sí existen son contraindicaciones para utilizarlo si tienes hipertensión, insuficiencia hepática o estar en tratamiento antipsicótico. A pesar de estas restricciones, suele ser el fármaco más utilizado si quieres cortar de inmediato la producción de leche.

3.- Extracción y donación al banco

Esta elección suele estar muy poco fomentada en el proceso del duelo, sin embargo, suele ser una alternativa que tiene un alto beneficio emocional en muchas madres que pasan este proceso. Es importante que manejes toda la información disponible y tomes la decisión que a ti te acomode y te haga sentido.
“Donar su leche es una de las mejores cosas que he hecho para honrarla y me hace sentir orgullosa. Siento que lo hicimos juntos”.
En muchas ocasiones, los estudios en esta materia reflejan que el manejo fisiológico de la lactancia es una ayuda al proceso de duelo, dándole sentido y sensación de estar traspasando un regalo. El sentir que se puede ayudar a otro bebé que no tiene la posibilidad de recibir leche materna, es un sentimiento muy reconfortante, dice la gran mayoría. 

Dentro de los estudios más relevantes que se han hecho se ha mostrado que si las madres contaran con esta información a tiempo, gran parte de las que no donaron, si lo hubiesen hecho. Como siempre, la decisión es 100% tuya, y si no estás segura de suprimir la lactancia tras el parto, entonces la sugerencia es no cortarla y ver cómo te vas sintiendo conforme pasan los días. 

En Chile, tenemos un banco de leche en el hospital Sótero del Río, que recibe donantes todo el año. Puedes encontrar toda la información escribiendo un correo electrónico a bancodelechesotero@gmail.com
Tras la respuesta al correo, se agendará una entrevista con la matrona, se te tomarán exámenes médicos (VIH y VDRL) para verificar tu estado de salud, y se coordinará el retiro de la leche en su domicilio particular.

Los requisitos para la donación son los siguientes:

  • Ser una mujer sana
  • Con nutrición normal o con sobrepeso
  • Sin consumo de alcohol, tabaco, drogas o medicamentos.
  • Debe aprobar una encuesta de hábitos y realizarse exámenes de sangre.

Congestión mamaria y mastitis:

A veces pasa que, en el proceso de producción y extracción de la leche, podemos terminar con una afección llamada mastitis. La mastitis es una infección de la glándula mamaria asociada a un mal vaciamiento y colonización bacteriana. Por lo general, afecta una sola mama y se manifiesta a través de síntomas parecidos a la gripe. Suele presentar endurecimiento y sobrecalentamiento de la zona del pecho.

Es muy importante diferenciar la bajada de la leche fisiológica que también genera una congestión natural transitoria en las mamas. Esta suele ocurrir, dependiendo de la edad gestacional y la vía de resolución del parto, entre los 3 y 5 días posteriores.

¿Qué hacer?

Lo importante es favorecer el vaciamiento de la leche. Te compartimos algunos pasos que pueden ayudar:

  • Lo primero, no sobreestimular tus mamas. Se tiende a pensar que mientras más leche te sacas mejor, pero el efecto rebote de esta estimulación, es más producción de leche y por ende mayor congestión y  molestias.
  • Aplica calor local con guateros de semillas y masajea suavemente en dirección al pezón hasta que se vaya soltando esta inflamación. Esto también puedes hacerlo en la ducha. La leche comenzará a salir. No excedas los 10 minutos por lado.
  • Hojas de repollo: En primer lugar, lava muy bien varias hojas de repollo y ponlas en el congelador. Puedes separarlas en bolsitas.

Cuando estés en la etapa de calor anterior, déjalas a temperatura ambiente para que puedan descongelarse un poco (o en el refrigerador). Acuéstate en un lugar cómodo y ponte una de las hojas en el pecho infectado. Cuando ésta alcance la temperatura ambiente, cámbiala por una fría. El repollo tiene propiedades antiinflamatorias muy potentes que ayudarán en tu proceso. Puedes repetir estas medidas cada 4-6 horas según necesidad, hasta controlar la afección. 

  • Es muy importante estar en contacto con tu equipo médico frente a este diagnóstico (mastitis) dado que es posible que te indiquen algún tipo de antibiótico o antiinflamatorio.

¿Qué puedo hacer con mi leche extraída?

  • Joyas de leche: Recuerdos variados que acompañan ritos o que pueden ser parte permanente de tu proceso. Debes recolectar cierta cantidad de leche materna, dependiendo de la joya, por lo tanto, es importante aclarar esto con la persona encargada para que se pueda realizar.

Ya de alta y algunos días tras la noticia  de la muerte de un hijo hija y el desenlace propio según cada contexto, se asoma otro gran desafío que es volver a casa; lugar que inevitablemente recuerda con mucha fuerza lo que no fue.

Es un lugar íntimo del cual saliste en un contexto no deseado, rumbo al hospital o clínica y al cual hay que eventualmente regresar. En casa habitualmente quedan recuerdos, y resulta fácil conectarse con expectativas y sueños que ahora resultan frustrados. 

Volver a casa lo hace real. Es reencontrarse con la vida pasada, y también el primer paso para habitar esa nueva vida. Y aunque puede ser difícil y desafiante, y estar acompañado de una sensación de vacío, poco a poco vuelve a ser tu lugar, tu nuevo lugar.

Quizás existirán visitas que quieran acompañarte en este proceso. Es importante tener en consideración que esto algunas veces puede ser un gran apoyo, pero también puede volverse agobiante. Es fundamental cuidar tus espacios, tu energía… poder decir que no.

En este sentido, mantener el propio ritmo es fundamental. Encontrar el momento para volver, abrir, revisar sus cosas o recuerdos… No hay apuro. Y si sientes que alguien más tiene que guardar por ti todas estas cosas está bien.

Para muchos padres y madres, todos estos objetos se vuelven un tesoro, al cual acuden sobre todo al principio del duelo, para encontrarse y conectarse con sus hijos. Otros prefieren guardarlos y no verlos por un tiempo o simplemente ya no tenerlos en casa. No hay fórmulas. El único consejo que podemos darte es ir siempre a tu ritmo y que lo que vayas sintiendo marque el camino.

Una de las mayores preocupaciones de los padres y madres que tienen hij@s mayores frente al duelo de un herman@, es justamente como abordarlos con ell@s. Aunque siempre como padres intentemos protegerles de situaciones que puedan ser tristes, en este caso mantenerlos al margen puede causar un dolor adicional y dificultar la elaboración de su duelo. Aún cuando está extendida la creencia de que las y los niños “no se dan cuenta”, siempre es importante tener en consideración que los niños comprenden aun antes de la incorporación del lenguaje.

¿Por qué es importante hablarlo?

En primer lugar, aun cuando el niño o niña no haya sabido de la gestación, lo más probable es que en algún momento verán a sus padres tristes. No tener la información no les permite hacer sentido de lo que está pasando y elaborarlo, lo que les puede producir mucho estrés y desarrollar fantasías y miedos. 

Al mismo tiempo, la señal que se da desde los adultos es que algunas cosas “no se hablan”. En este sentido, y siempre de acuerdo a su edad, es importante hacerlos parte del proceso dándole la información de una manera que ellos puedan incorporarla, facilitar el poner nombre a los sentimientos, permitir la expresión emocional y favorecer que el niño/a comparta los espacios y momentos de despedida y recuerdo con la familia. 

En ese sentido, hacerlos partícipe de los rituales familiares suele ser una instancia que les entrega la concreción necesaria de lo que está pasando y permite entenderlo mejor, donde en ese espacio, se dan las conversaciones necesarias para aclarar las dudas que les puedan surgir.

Es importante que el mensaje sea claro y conciso, sin alargarse demasiado. A la vez, ser sinceros y honestos: muchas veces las metáforas pueden confundir. Antes de los 6 años aproximadamente, además, es posible que las y los niños no entiendan bien qué es la muerte, por tanto, es necesario también explicar qué es lo que significa morir. 

Por ejemplo, si decimos que el bebé “se ha dormido”, puede producir que el niño esté esperando el momento que despierte o que él mismo tenga miedo de ir a dormir por no poder despertar luego. Así mismo “perdimos” al bebé, puede implicar la idea de que puede ser encontrado, o que si ellos mismos se pierden pueden morir. 

Es muy normal que las preguntas no aparezcan inmediatamente, y las vayan realizando de a poco. 

Te aconsejamos que, si tu hijo o hija está a cargo de cuidadores o está yendo al jardín o al colegio, puedas avisarle a esos adulto/as de lo ocurrido, de manera de que puedan apoyarlo y estén atento/as a sus reacciones. Asimismo, por si necesitara apoyo en poder conversarlo con sus compañeros o compañeras. 

De todas formas, hay literatura que puede ayudar a explicar estos procesos y que puede ser parte de las primeras semanas de duelo para ellos. 

En los niños más grandes, puede que manifiesten que los extrañan, sobre todo en espacios como la rutina nocturna, o que sientan a los papás más distantes y puedan ponerse más demandantes o cambiar sus patrones de sueño. Si está costando esta demanda, no dudes en solicitar acompañamiento terapéutico para que el proceso sea lo más amoroso posible para todos en casa.

La noticia de la llegada de un bebé a la familia o al círculo cercano, es algo que tiene un impacto no solo en los padres si no también en todos quienes los rodean. En general, en ocasión de un hijo/a deseado/a y amado/a, y frente a la alegría de los padres, nos imaginamos recibiendo a este nuevo ser en el mundo. Pero ¿qué pasa cuando ese embarazo no llega a término o llega la noticia de que no es compatible con la vida?

Muchas veces, por no saber cómo o qué decir, el entorno tiende al silencio. Otras, pareciera que traer el tema los hará sentir peor o hablar de algo que no quieren. Pero, en general, esto tiene que ver más con la propia incomodidad frente al dolor del otro que con el cuidado de los seres queridos. 

Te damos aquí entonces algunos consejos generales:

  1. Si estuviste presente durante el proceso de gestación, no desaparezcas. Aun cuando no sepas cómo estar, tu presencia es bastante. Puedes incluso explicitarlo: “no sé qué necesitas en este momento, pero aquí estoy para ti”. 
  2. Cómo llevar este proceso tiene que ver con muchos factores, que son propios de quien lo está viviendo, por lo que es muy importante respetar las decisiones, los tiempos y sobre todo espacios. Recuerda siempre que lo correcto e incorrecto tiene que ver más con ellos que contigo.
  3. Está preparado para escuchar y sostener. Para aceptar que el dolor es parte integral de este proceso. El “hacer como si nada ha pasado” no distrae, si no que hiere. Quizás muchas veces no querrán hablar del tema, pero muchas otras sí. 
  4. No forzar situaciones que puedan ser potencialmente difíciles, como reuniones sociales, aun cuando sean fechas significativas (día de la madre, navidad, año nuevo, cumpleaños, etc.). Ellos necesitarán un tiempo para procesar que la vida ha seguido para los demás. Asimismo, será difícil ver a otros bebés o embarazadas por un tiempo. Es normal.
  5. Independiente de la edad gestacional en la que ese bebé haya fallecido, el periodo posparto debe ser facilitado con cuidados. Llevar comidas preparadas o preocuparse de sostener la cotidianeidad (el cuidado de otros hijos si los hay, por ejemplo) siempre será bien recibido. 
  6. Recuérdales que no están solos. Que aun cuando necesiten un tiempo en soledad, estás ahí disponible para lo que necesiten. 
  7. Evita frases como “Son jóvenes, pueden intentarlo otra vez”, “La naturaleza es sabia”, “Dios sabe por qué hace las cosas”, “Te has ganado un angelito”, “Tu hijo o hija no quiere verte triste” … En el fondo estas frases nacen en busca de un alivio que es imposible de alcanzar por el momento y solo generan más daño y frustración a los padres.